Salgo solo al camino. A través de la niebla
el sendero pedregoso reverbera.
La noche está calma. El desierto escucha a Dios,
y una con otra las estrellas hablan.
¡Por los cielos hay solemnidad!
La tierra duerme en una luz azul...
¿Por qué estoy triste, lleno de ansiedad?
¿Es que espero algo o extraño a alguien?
No; nada espero de la vida,
ni las cosas pasadas me dan pena.
¡Sólo quiero quietud y libertad!
¡Sólo quiero olvidarme y dormir!
Quisiera dormir para siempre,
pero no con un sueño de tumba,
sino que durmiendo, respire mi pecho
y rítmico lata adentro el corazón.
Que de noche y de día una voz melodiosa
me cante su amor deleitando mi oído,
y que sobre mí, siempre verde y suntuoso,
murmure meciéndose un roble sombrío.
Lermontov
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